Las bases de datos son la herramienta más potente para gestionar grandes volúmenes de información. Por ello es importante entender su lógica y su funcionamiento interno con el fin de optimizar las tareas de gestión de información que podemos llevar a cabo en ellas.
Una base de datos es un conjunto de datos que se relacionan entre sí mediante unos valores que llamamos índices. Así, si tenemos una lista de personas, podemos asignar a cada una un índice numérico de forma que ese índice sea único para cada persona.
Los datos están contenidos en un tipo de objeto llamado Tabla. Cada tabla representa los datos de un tipo de entidad, por ejemplo "Clientes", "Facturas", "Proveedores" etc. Dentro de una tabla tenemos las columnas a las que llamaremos "Campos". Cada columna recoge un dato y tiene un determinado tipo de dato y características. Por ejemplo:
Esta tabla está compuesta de 3 campos: el id que actuará como índice numérico de cada cliente, el nombre del cliente que será un texto y el nif. Cada uno de esos campos tendrá una serie de características, como la longitud de los datos, si es un campo requerido, si puede ser nulo o si debe ser indexado.
Con respecto a la indexación:
Un campo necesitará indexación si se realizan búsquedas a través de él. La indexación acelera las búsquedas, pero no tener indexación no quiere decir que no se puedan hacer búsquedas.
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